A propósito del pastelerismo...

Antes de empezar, me gustaría pedir que aquellos interesados lean detenidamente y cualquier duda, reafirmación o contrapuesta la coloquen en la sección de comentarios, sin insultos sino argumentando. Recordemos que es un espacio para discutir sanamente, intercambiar puntos de vista sin ataques verbales.

Finalizó el Mundial Sudáfrica 2010. Duró un mes y ya cada quien regresó a su vida normal. En Venezuela fue una fiesta muy colorida, donde en plazas y avenidas podían verse personas apoyando con franelas, banderas y caras pintadas a las distintas selecciones que se dieron cita en el torneo de futbol más grande. Estas personas, en Venezuela, son denominadas por algunos como “pasteleros”, término que parece haber tomado un auge importante en los últimos 2-3 años (coincidiendo con los primeros grandes logros del futbol venezolano). La definición más simple reza que los pasteleros son aquellos que apoyan a clubes o selecciones de otros países por encima de los nacionales.

Sin embargo el concepto es bastante amplio una vez que se toman en cuenta distintas aristas. En primer lugar, está claro que es difícil determinar si de verdad apoyan más al extranjero que a la Vinotinto. Creo que para tener certeza habría que hablar con cada “pastelero” y confirmar dicha premisa. Por otro lado, ciertos sectores “anti-pasteleros” tienden a aceptar un poco a aquellas personas que descendientes o nacidas en países como España, Italia y Portugal apoyan entonces a dichas selecciones. No tienen compresión los que apoyan a esas o selecciones como las de Brasil y Argentina, pero que no tienen ningún tipo de vínculo con estos países.

Ramificaciones anti-pasteleras menos radicales enfocan su rechazo a los europeos y a falta de la presencia vinotinto, reivindican el “sudamericanismo”, por lo que el apoyo a los representantes de CONMEBOL es bien visto. Al mismo tiempo, apoyar a las selecciones que se enfrentan a las denominadas grandes (Brasil, Argentina, Italia, España, Alemania, Holanda, Francia, Inglaterra, Portugal, etc), en general no es vista como una conducta pastelera sino de empujar al más débil, por ende se acepta.

Como puede verse, la cuestión empieza a complicarse. Existen diversos tipos de “pasteleros”, para los que los “anti-pasteleros” generan distintos tipos de acciones: desde aceptarlos, pasando por rechazarlos, hasta querer “educarlos” para que sientan un mayor apego a la vinotinto y el futbol venezolano. Se enreda más, cuando el fundamento de ambos grupos hasta cierto punto puede encontrar aceptación social: el pastelero apela a un derecho universal como la libertad de expresión, mientras que el anti-pastelero clama por un arraigo al sentimiento nacional. ¿Quién tiene la razón?... quizás todos… quizás ninguno.

¿En que punto puede encontrarse coincidencia? Desde mi punto de vista existen dos conductas que sí deberían desaparecer: 1) Los pasteleros (no lo hacen todos) no tienen que ni deben expresarse de forma peyorativa de la vinotinto o del futbol venezolano, la falta de apoyo o dar críticas constructivas no puede confundirse con insultos hacia lo que es venezolano. 2) Los anti-pasteleros (no lo hacen todos) no deben confundir apego vinotinto con patriotismo, pues dando un ejemplo extremo uno podría preguntarse: ¿es más patriota un “anti-pastelero” que en su trabajo es corrupto y ladrón, o un “pastelero” que día a día trabaja honestamente y eso genera un gran aporte al país?

Creo que lo más importante del pastelerismo es verlo como consecuencia y no como causa. Es una falencia, pero para nada es la más importante y no es uno de los problemas de fondo en el futbol venezolano. En ningún momento tiene que importarnos lo que piensen o digan individuos en Argentina o Brasil. No afirmemos a la ligera que en Colombia no pasa, cuando en cada mundial una gran cantidad de personas está con la “canarinha”. En general, no le demos atención al “que dirán”, en países que no sean la propia Venezuela.

Parece prudente que toda la energía que se destina al anti-pastelerismo, sea dirigida en mayor medida a:

• Demandar un comportamiento más democrático en la FVF (cuyo presidente casi cuenta con medio siglo de mandato y prácticamente ningún logro en su curriculum);
• Exigir que la convocatoria de jugadores a la selección sea por merecimiento y no para encarecer sus fichas y llenar los bolsillos de sus representantes (en ciertos casos familiares de algunos componentes de la dirección técnica de la vinotinto);
• Rechazar la inversión monetaria en módulos de entrenamiento en la isla de Aruba y en viajes a Sudáfrica u otros países para Cesar Farías;
• Denunciar la tardanza de la puesta en funcionamiento del Centro de Alto Rendimiento en Nueva Esparta;
• Reclamar un compromiso Clubes-FVF en cuanto al cumplimiento de las normativas de seguridad (torneos locales e internacionales);
• Pedir mejoras en el entrenamiento técnico de los cuerpos arbitrales, apuntando a un perfeccionamiento de la labor de los mismos;
• Requerir que sean destinados suficientes recursos al desarrollo integral de las categorías menores de los equipos profesionales, para fortalecer las generaciones futuras de nuestro balompié;

Etc, etc, etc… estoy seguro que atacando estas y otras situaciones, el apoyo llegará sólo y el futbol venezolano encontrará el camino hacia un crecimiento más que necesario. De esta manera, podremos contar finalmente con una Vinotinto mundialista, al igual que con mayores y mejores actuaciones en los torneos continentales de clubes.